Comunicación Premiada por el Comité Científico
“EL REGALO DE MORENO”
Autora: Mª Ángeles Álvarez López
Hace tiempo acudí a unas jornadas de verano, alentada por un compañero de trabajo, que se centraban en conceptos de psicodrama, análisis de grupo y dinámica de grupos.
Tenia entonces, como proyecto de futuro, crear un espacio enfermero en mi C.S.M, que resultara un lugar de encuentro para el grupo de pacientes psicóticos con los que trabajo, y debía comenzar por formarme, considerando mi escasa experiencia en manejo grupal.
Sin saber muy bien a lo que me enfrentaba, comencé por ahondar en los aspectos teóricos, más que nada, por partir de unos mínimos conocimientos y poder estar al lado del resto de los congresistas, gente formada y muy válida, la mayoría con una larga trayectoria profesional, sin que se notara demasiado mi inexperiencia y la falta de formación personal en ese campo.
He sabido que la historia del Psicodrama va unida a la vida de su fundador, Jacob Levy Moreno. Este, fue un psiquiatra innovador, que creó el Psicodrama y promovió la Psicoterapia de Grupo. Nació al final del Imperio Austro – Húngaro en Bucarest en 1889, se crió en Viena, y emigró a Estados Unidos donde murió en 1974.
El afecto ha sido una de las bases de su teoría y sus ideas giraban en torno al binomio espontaneidad-creatividad. Su producción se extiende desde las primeras décadas del siglo XX, hasta después de su muerte.
Y lo que en un principio se perfilaba como una ampliación de conocimientos profesionales, se convirtió en una vivencia enriquecedora, promotora de un cambio de actitudes personales.
Me puse en el camino de revisar mis propios conflictos y comencé a cuestionarme como manejaba mi angustia y en qué forma canalizaba mis miedos e inseguridades.
Cuando en nuestro trabajo diario nos enfrentamos a la locura y a los problemas y sufrimientos de los demás, debemos hacer un ajuste continuo de nuestras propias emociones, para ser conscientes de nuestra realidad y limitaciones.
Si me quito el uniforme de enfermera y me visto de ser humano, percibo que también tengo rabia, miedo, frustraciones y limitaciones que no me gustan. A pesar de ello, puedo perdonar, reír, ser madre, ayudar, pactar, entender y consolar.
Poner los ojos en uno mismo, en lo que siento y en lo que hago, validar lo que recibo y lo que doy, significa que me quiero sentir bien conmigo, y estoy dispuesta a hacer el esfuerzo de entender, como afecta en mi trabajo lo que soy, y en qué momentos, lo personal tiende a “contaminar” demasiado lo profesional.
Porque tengo la “manía” de vivir mi trabajo como un intercambio de emociones, dónde estas son un instrumento de conocimiento personal.
Que mi “yo” sea terapeutico, es, además de un empeño personal, una responsabilidad que adquirí hace tiempo con los pacientes.
Y Moreno me regaló una nueva forma de mirar.
Me entregó el don de la visión en conjunto, la espontaneidad y la posibilidad de manejar los diferentes roles.
Moreno me regaló el saber que los ojos se ponen en el crecimiento personal, primero como persona y después en mi rol de enfermera, tarea ardua y difícil.
Me regaló el Psicodrama como el arte de interpretarnos a nosotros mismos, y así poder representar escenas del pasado y también del futuro. Me dijo que hay que experimentarlas en el presente como algo vivo, para hacerlas accesibles a la comprensión y el razonamiento.
Me enseñó que lo que somos, está configurado en nuestra memoria en forma de escenas, y que los elementos que conforman estas, son los roles en juego. También que el psicodrama, incide en la escena conflictiva, en esa repetición de respuestas inadecuadas.
Me habló de la espontaneidad, su concepto fundamental. Lo considera como un rasgo de salud y lo une a la creatividad. Me costó entender que es la capacidad que poseemos, de crear una respuesta adecuada y nueva.
Y que la espontaneidad es inseparable de la teoría del momento.
Descubrí que su tiempo no es un tiempo cronológico, sino un tiempo emocional, y que ese tiempo solo se desarrolla en el presente de la representación, aquí y ahora.
Y conocí tres momentos: El caldeamiento, la dramatización y el comentario.
Y debíamos colocarnos en círculo. Sospecho que quiere permitirnos la caricia de la mirada y el contacto ocular. Con la mirada decimos al que nos escucha, que tenemos abierto el canal de comunicación, y con el cuerpo nos situamos unos al lado de los otros como iguales.
Conocí también los elementos que conforman esa escena. Confié en el director, fui protagonista, elegí a los yo-auxiliares, preparamos el escenario y me apoyé en el público.
Y me di cuenta que los cuidados empiezan en nosotros mismos.
Nuestro proceso de enfermeria nace de la reflexión, incide en sensaciones, emociones y toma contacto con nuestro espacio interno. Si me hago una valoración sincera para ser consciente de mis problemas y con unos objetivos claros, planifico qué tengo que modificar y donde intervenir, y acabo por revisar mis metas, podré ver con más claridad, cuales son los motivos, los miedos y fantasmas que han determinado mi rol de enfermera, y estaré en el proceso de sintonizar con el mundo del otro sin que haya interferencias.
Lo conseguiré cuando integre en mí los conocimientos aprendidos.
Y ahora sé:
Que debo confiar en la capacidad del ser humano para aprender y reconocer los errores.
Que cada persona tenemos nuestro momento y nuestro tiempo.
Que los obstáculos que nos va poniendo la vida son oportunidades para crecer, avanzar y mejorar.
Que no hay ideales de conducta, sino que cada persona tiene sus propias formas de hacer las cosas.
Que el aprendizaje fundamental es el de la escucha interna.
Y que la psicoterapia psicodramática, su filosofía humanista y sus técnicas de abordaje, me han dotado de instrumentos para poder dar expresión a mi propia forma de ver el mundo.
El prólogo está escrito. Y quizás un posible punto de partida.
BIBLIOGRAFIA
ESPINA BARRIO J.A. Psicodrama. Nacimiento y desarrollo. Salamanca, Amarú Ediciones, 1995
KAPLAN y SADOCK. Terapia de grupo. Madrid, Panamericana, 1996
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SCHÜTZENBERGER A.A: Diccionario de técnicas de Grupo. Sígueme, Salamanca, 1974
VI REUNION NACIONAL DE LA ASOCIACION ESPAÑOLA DE PSICODRAMA. Santiago de Compostela. 1990.
1º CONGRESO IBEROAMERICANO DE PSICODRAMA. Salamanca 1997.