CUIDA Y DEJA QUE TE CUIDEN (EXPERIENCIA PERSONAL)

AUTORES: Mª ANGELES GÓMEZ ESPAÑA, CARMEN DÍAZ HATERO, CONCEPCIÓN DÍAZ FERNÁNDEZ, MARIA JESÚS BARRENA ORTIZ, JOSE MORENO PAREJA, MARTIN TOLEDANO GARCÍA.

 

Os voy a relatar brevemente una historia de una relación que mantengo desde hace años con alguien a quien consideraba mi mejor amiga, y al final me he dado cuenta que es la única enemiga que he tenido  en mi vida. Ese alguien se llama ANOREXIA.

Ella ha sido mi compañera durante muchos años, más de los que yo hubiese querido, hasta que por fin esta relación ha empezado a desmoronarse.

Nunca imaginé que su presencia pudiera dañarme tanto como lo ha hecho. Le abrí mi corazón porque pensé que me sería de gran ayuda, que me haría sentirme bien, más fuerte, me refugiaba en ella cuando las cosas me iban mal en vez de afrontarlas, le dí toda mi confianza

¿ y qué ha hecho ella a cambio? Hoy soy consciente de ello, ha destruido mi vida, por su culpa he perdido interés en todo lo que me importa, he hecho sufrir a los que más me aman y lo más importante, he puesto en peligro mi salud, mi vida, ya que en ocasiones he perdido hasta las ganas de vivir, que era algo maravilloso para mí.

Es mala, dañina, ha llegado a controlar mi pensamiento y mi vida, apartándome de todo y de todos haciendo que no pueda disfrutar de lo bello que es vivir.

No crean que esto es una opinión subjetiva, ni mucho menos, he hablado con muchas personas que también le han ofrecido su amistad, que se han dejado embaucar por ella y no hay nadie que se alegre por ello, al contrario, todos maldicen ese día que la conocieron y se dejaron manipular por ella hasta tal  punto que te destruye como persona.

Pero hay algo con lo que ella no contaba y es que al final yo sería más fuerte aunque ni yo misma lo creyera, ya que también destruyó la confianza en mí y mi autoestima. Hubo un momento en que me hallé inmersa en un pozo sin fondo, en el cual no veía salida, y ese fue el momento en que decidí hablar de esta relación de la que tanto me avergüenzo tener y pedir ayuda.

Al día de hoy, aún no he conseguido librarme de ella, lucho con todas mis fuerzas para ganar esta batalla que tenemos las dos por conseguir el mando. Hay días en los que me veo claramente victoriosa pero en el momento que bajo un poco la guardia, allí está ella de nuevo, azotándome con su cara más cruel y despiadada. Pero en ese momento pienso en todo aquello por lo que merece la pena luchar: mis hijas, mi familia, mis amigos a quienes no puedo defraudar  ya que ellos confían plenamente en mi valentía y lo que es más importante: PIENSO EN MI, en mis ganas de vivir y de disfrutar de todo lo que me rodea, en que sólo se vive una vez y que la vida en su compañía no es vida.

¿Qué tiene esto de particular? Pues en mi caso bastante duro, complejo y complicado. Esto lo escribí para una actividad que tuvimos en el Hospital de Día de Los Morales de Córdoba, donde me encuentro ingresada, allí trabajan con pacientes de muy diversas patologías, no solo TCA.

Soy enfermera, y desde hace nueve años trabajo en la Unidad de Agudos del Hospital Virgen Macarena de Sevilla. Durante todos estos años me he dedicado a cuidar pacientes con todo tipo de enfermedades mentales y cómo no TCA, y ahora estoy “en el otro lado”, continuo con pacientes Psiquiátricos pero ahora soy uno más de ellos. Cuando te toca a ti… ¡que distinto es…!.

Desde hace varios años sabía que sufría un TCA pero lo tenía oculto, jamás comenté nada a nadie por la vergüenza y miedo que sentía, soy una persona sincera y esta es la gran mentira de mi vida.

Pensaba que yo tenía el control de la situación, hasta que hubo un factor desencadenante en mi vida, que hizo que todo se descontrolara, con todo el cortejo de sintomatología que un TCA conlleva, que todos conocemos y que no voy a repetir. Mi cuerpo no aguantaba más.

Me resultó bastante difícil tomar la decisión de ingresarme, porque con ello tuve que renunciar a mis hijas, a mi trabajo, mi casa, mis amigos, mi vida… Aparte fue un cambio de rol muy difícil de asumir de enfermera a enferma, sobre todo tratándose de una trastorno mental con el estigma que todo esto conlleva y que todos conocemos.

 

La adaptación con el resto de pacientes fue fácil, estaba acostumbrada a tratar con ellos, lo difícil fue cambiar los esquemas en mi cabeza, de aceptar que tengo un trastorno mental, lo duro que resulta, lo mal que te sientes y la vergüenza que se pasa aunque aún no entiendo bien el por qué, ya que si lo pensamos a un psiquiatra no le exime su especialidad de sufrir una enfermedad mental, o una enfermera de endocrinología no le avergüenza de padecer una diabetes.

Aquí juega un papel fundamental el estigma que tiene la sociedad sobre las enfermedades mentales que te hacen sentir como un ser extraño, raro y en cierta forma te aíslan.

Mi paso por esta unidad está siendo muy enriquecedor tanto a nivel personal como  enferma y enfermera. Me ha dado otra visión, estoy aprendiendo a convivir con ellos desde otra perspectiva, hablar de igual a igual, me aportan muchas cosas e incluso yo misma las he descubierto como paciente.

En esta especialidad juega un papel fundamental la inteligencia emocional como herramienta de enfermería. La Expresión emocional (que es solo una característica de la IE), es una estrategia de afrontamiento adecuada y saludable, el manejo de la vida, de las decisiones, está muy ligado a las emociones. Con esta IE identificamos y expresamos sus emociones, facilitamos las emociones, comprensión emocional, y por supuesto regulación emocional. No podemos regular las emociones si no somos capaces de cambiar el escenario emocional. El Objetivo racional sería: ponerme bien… el emocional: por qué no lo hago… Hay que plantearnos el por qué de no querer conseguir el objetivo racional. Esta IE bien utilizada protege del cansancio psicológico de la enfermería en salud mental.

He participado en muchos talleres que tienen organizados y me he dado cuenta del beneficio que les reporta, lo gratificante que resulta que se sientan útiles y válidos, incluso yo he descubierto una faceta en mí que jamás pensaba que la tenía, he aprendido a pintar he pintado cuadros de los que me siento realmente orgullosa y llena de placer.

Todo esto conlleva un trabajo bastante duro, pero el equipo de enfermería que compone este hospital de día es maravilloso, con una gran humanidad, disfrutan y se vuelcan en su trabajo para potenciar nuestras habilidades y que nos sintamos bien.

Aparte trabajo intensamente en la psicoterapia con mi estimada y por qué no queridísima psiquiatra, que es una gran profesional y le encanta el trabajo que desarrolla; creo que sin su ayuda, hoy no estaría con vosotros, ya que hubo un tiempo en que solo deseaba MORIR.

En una de las primeras sesiones me preguntó: ¿Te gusta tu trabajo? A lo que respondí de lleno que sí. ¿Por qué? porque me encanta cuidar y ayudar a los pacientes. ¿Cuántos años llevas dedicada la enfermería? Respondí que 20. Pues muy bien, -me dijo- ahora es el momento de que te dejes cuidar y ayudar, ahora lo importante eres tú y no me refiero con eso sólo al TCA que te preocupa, sino a potenciar esa parte sana y tan valiosa que tienes en ti y que no eres consciente de ello.

Respecto a mis compañeros de trabajo, tenía la sensación de que me iban a rechazar, pero nada de eso, en todo momento me dieron su apoyo y me demostraron que se sentían orgullosos de mí por el valor que tuve en dar este paso.

Con esta vivencia personal creo que podría dar una visión diferente, y más a todos aquellos profesionales que trabajamos en esta especialidad, por un lado para conocer un poco más de cómo se sienten y lo viven los enfermos con los que a diario estamos en contacto, y por otro cómo poder afrontar una situación de este tipo si algún día se ven afectados por una de estas enfermedades,  ya que ninguna persona está libre de sufrirla o padecerla.

Los TCA es una patología del último siglo que no existe en los países subdesarrollados y que cada vez afecta más a nuestra sociedad y a edades más tempranas, que se puede prevenir, tratar y pienso que hay que seguir luchando para conseguir Unidades específicas para este tipo de trastorno.

Confío en que algún día, no muy lejano, todo esto quede en el recuerdo, que fue una historia muy tormentosa de la cual pude liberarme.

Por último, dar mi más enorme y sincero agradecimiento a todo el personal que trabaja en este Hospital de día de Córdoba, a mi familia y amigos que me han apoyado en todo momento y cómo no, a mis queridísimos compañeros que formamos el grupo de pacientes de este hospital los cuales me han enseñado como se vive “al otro lado…”

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