Concepción Hernández Marqués

 

XXV CONGRESO NACIONAL DE ENFERMERÍA DE SALUD MENTAL

En Salamanca, del 12 al 14 de marzo de 2008

Para la enfermera Esther Fernández Urrizola discípula, amiga y compañera de Concepción Hernández Marqués, habla de esta gran maestra.

Cómo describir a Conchita intentando ser objetivo. Ella decía “Para ser objetivo hay que describir lo más aproximado a lo que se ve o se oye y el afecto impide ser objetivo”.

Fue una gran maestra. Era fuerte y más, más que fuerte. Fomentaba el desarrollo de cada uno. Le gustaba conocer los puntos de vista, procuraba tener un pensamiento crítico e intentaba enseñar a tenerlo.

En las broncas era reconciliadora y en las fiestas la primera. Gran organizadora de eventos en donde el fin era disfrutar del momento.

Fue guía para quienes pensábamos en trabajar en este mundo tan complicado que es la “Psiquiatría/Salud Mental” era didáctica, humana y con gran corazón pero ante todo le gustaba disfrutar de esa cosa tan diversa y bonita que es la vida.

Enseñaba cómo evadirse del trabajo intenso en Psiquiatría/Salud Mental, decía “lo que pasa dentro de esta puerta es fundamental mientras estás aquí. Cuando salgas es importante olvidarte”.

“Hay que aprender a desahogarse, saber discernir lo correcto e incorrecto, el síntoma, reconocer el cansancio y ser prudente en la manera de actuar”. “Siempre es bueno tener una reflexión posterior a lo que pasa”. “Trabajar en buen ambiente es primordial y ayuda a tener la mente descansada”.

Fue nuestra pionera y nos enseñó a luchar contra corriente. “Nos lo acaban de tirar a la papelera, le damos la vuelta y volvemos a las andadas” así lo hicimos y conseguimos tener registros de enfermería a nuestra medida.

A veces no nos damos cuenta de la huella que alguien deja hasta que se va. Siempre estaba ahí a las malas y a las buenas, a la juerga o al trabajo. Era maestra, madre, amiga, o lo que necesitases en ese momento. Eso sí, siempre exigiendo el trabajo y ayudando a dar la cara a los reveses de la vida.

Tenía defectos y los sabía reconocer.

Para los malos tragos siempre tenía una salida “vámonos a tomar algo… estamos un ratico y quitamos un poco la pena”.

Así era Conchita, sencilla, bonita y exigente con el estudio de la profesión porque ella era una gran profesional y quería que sus “chicas” fuésemos unas grandes profesionales.

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