“Los cuidados de Salud Mental en el laberinto de las emociones”
Málaga: Abril de 2006
Una vez reunido el Comité Científico tras la celebración del Congreso, se elaboró un conjunto de conclusiones y recomendaciones cuya versión definitiva se presenta a continuación.
(Las comunicaciones y ponencias en las que se basan estas conclusiones pueden recuperarse a través de la base de datos CUIDENplus).
- Las emociones, son estados afectivos que nos indican circunstancias internas personales, motivaciones y deseos; siendo entidades psicológicas complejas en las que se combinan, de forma heterogénea, aspectos fisiológicos, sociales y psicológicos, como respuesta a la consecución de un objetivo, de una necesidad o de una motivación.
- Gracias a las emociones se produce una activación que nos proporciona la energía necesaria para responder con rapidez a cualquier estímulo que atente contra el bienestar físico o psicológico, permitiendo así la supervivencia y la adaptación al medio. Temor, sorpresa, tristeza, disgusto, ira, alegría, etc.; cada una de éstas emociones nos ayudan a adaptarnos a las demandas de nuestro ambiente aunque de diferentes formas. Se pueden combinar para producir un rango de experiencias más amplio: tristeza, alegría, sorpresa, etc.
- El mecanismo básico que está implicado en la comprensión infantil de las emociones es la capacidad del niño de pensar a medida que crece sobre sus propios estados mentales, lo que podríamos llamar “autoconciencia emocional”, y la capacidad de imaginar que las demás personas también experimentan emociones. Existen dos elementos claves para entender el desarrollo emocional en la infancia: el descubrimiento de uno mismo y la adquisición del lenguaje.
- La lectura de las emociones se puede realizar desde distintas teorías pero, en cualquier caso, en la manifestación de las mismas hay el reconocimiento del otro que interpela una demanda. Dentro del sujeto racional, también tienen cabida las emociones sin que ello lo deje invalidado para una acción éticamente responsable.
- Al definir la categorización de las emociones, algunas de ellas, como por ejemplo la angustia, pueden ser definidas como negativas, como un sufrimiento inútil. La angustia ya sea en su forma de estado como en su forma de acceso, es un fenómeno universal, pero no general ya que no todo el mundo está angustiado; aunque sí puede estarlo y ser este hecho una oportunidad o una puerta de entrada para poder analizar aspectos más profundos de la verdad del sujeto.
- En la actual psiquiatrización del vivir, y acorde con dos de las posiciones actuales que intentan escapar de las consecuencias de los actos: la victimización y la infantilización, se trata de gozar de los beneficios de la sociedad del bienestar sin sufrir ninguno de sus inconvenientes. Son dos estrategias para huir de la dificultad de ser, dos estrategias de la irresponsabilidad. La infantilización culmina en la inmadurez perpetua y la victimización es sinónimo de la ausencia de culpa, de la ausencia de responsabilidad, dejando al sujeto como supuesto indefenso que reclama al otro social lo que le debe y a lo que no está dispuesto a renunciar.
- Para la interpretación de las emociones en otras culturas es necesario tratar de descodificar ciertos signos y claves culturales concretas, sobre todo en aquellas de tradición más oral y menos literatura escrita, donde la palabra tiene un papel fundamental, a modo de un río que fluye a lo largo del tiempo. Una de sus máximas expresiones son los cuentos, como en las de África subsahariana, donde no son sólo una leyenda del pasado contada de padres a hijos, sino mucho más: la definición de fronteras, el temperamento de un pueblo, las maldiciones que les persiguen desde su pasado y, sobre todo, un referente para su moral y sus leyes de convivencia.
- Paralelamente, reclamamos para nuestra sociedad la reubicación de nuestros mayores, su función de cronistas o transmisores culturales y de experiencias, que enriquezcan a los jóvenes, que sean un puente entre el pasado y el presente, que sus experiencias se vivan como enriquecedoras y su conocimiento aplicable al futuro. Las nuevas tecnologías pretenden aportar lo mismo pero de forma deshumanizada, sin sentido ni afecto. En suma, ellos, los mayores, pueden transmitir emociones y sentimientos junto a la información. Esto es transmitir cultura en sentido amplio.
- Los objetivos generales de la intervención con las familias se centran en aumentar los recursos psicológicos de éstas y en disminuir su vulnerabilidad ante las situaciones creadas por las distintas patologías. Como objetivos específicos se propone el manejo y expresión de sentimientos y emociones, ayudando a que los familiares establezcan un significado y den un sentido a sus experiencias, movilizando sus habilidades de afrontamiento y logrando así una mayor participación en las tareas y decisiones relativas al cuidado.
- Actualmente el trabajo de las emociones en el currículum académico se lleva a cabo bajo diferentes orientaciones, normalmente humanistas pero demasiado cerradas a una asignación concreta de una materia y bajo un modelo excesivamente academicista. Normalmente no existe una continuidad del currículum emocional en las prácticas clínicas y este elemento ya sólo dependerá de la sensibilidad de los profesores.
- En el nuevo Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), las emociones se encuadran dentro de las habilidades interpersonales y de comunicación, introduciéndose un nuevo término: la “competencia emocional”, que debe ser conseguida de forma transversal, durante toda la formación de la titulación. En todos los practicum o prácticas clínicas, se deben plantear objetivos formativos en esta línea, si queremos conseguir titulados emocionalmente competentes.
- Gestionar cuidados tiene una doble dimensión: atender a la demanda del sujeto que cuida y a la del sujeto que demanda cuidados. Esto supone una revisión en profundidad de los valores. No es posible gestionar sin valores o sin desplegar el aparato emocional. Los gestores de los cuidados se encuentran con las emociones que emanan de la difícil adecuación del sujeto al orden social donde se mantienen en alza el eslogan del mínimo esfuerzo, mínimo sufrimiento y tolerancia cero a la frustración. Sin olvidar esta perspectiva y como responsables de instituciones que a su vez son los guardianes del saber científico-cartesiano, deben intentar dar una respuesta que no desplace al sujeto y no olvide la dimensión ética de los cuidados
- Numerosos estudios del medio laboral han puesto de manifiesto cómo las emociones desagradables repercuten negativamente no sólo en la salud de los que las experimentan, sino también en la de las personas contiguas a ellas, por lo que es necesario una reflexión profunda con el fin de encontrar soluciones que permitan no sólo disminuir o evitar experiencias desagradables sino también proporcionar los recursos necesarios para que los profesionales puedan protegerse emocionalmente cuando ocurran. La responsabilidad de estas soluciones radica básicamente en dos frentes:
o La formación, asegurando recursos de afrontamiento a los trabajadores.
o La organización, implementando políticas para que favorezcan el desarrollo de comportamientos éticos y ambientes saludables.
Recordar situaciones laborales del pasado, de los métodos asistenciales utilizados en los cuidados de salud mental o de las instituciones custodiales de antaño (aunque sea con el pretexto de una obra teatral), nos produce emociones encontradas que van desde la ira contenida a la tristeza o la simple sonrisa ingenua.
Además de cuanto antecede, durante la celebración de este Congreso también se planteó la posición de la ANESM respecto a la situación actual de nuestra especialidad, concluyendo que:
- Se detecta que existe un descontento generalizado entre la mayoría de los profesionales de Enfermería de Salud Mental por algunos de los contenidos del RD 450/2005.
- Se constata que alrededor de 1500 profesionales, a pesar de disponer de experiencia y formación, deberán realizar un examen para acceder al título de especialista.
- De igual manera, un número similar no podrán acceder al título de especialista, porque no reunieron la totalidad del tiempo trabajado requerido antes del 4 de agosto de 1998.
- La experiencia de la formación EIR de estos años nos lleva a extraer las siguientes conclusiones:
-La formación que se obtiene en las diversas unidades docentes acreditadas es desigual, tanto en contenidos como en calidad.
-La duración actual de un año no permite adquirir la formación necesaria.
-Es necesario impulsar la elaboración e implementación de las llamadas Áreas de Capacitación Específica (ACE), que consisten en una ampliación de la formación especializada.
-Nuestros especialistas son reclamados por otros países europeos para trabajar en sus sistemas de salud, cuando aquí se ven obligados a trabajar en áreas diferentes de la de salud mental.
-En beneficio de la mejora de la atención a nuestra población, es urgente definir por parte de la Administración y de manera consensuada con las sociedades científicas, un catálogo de puestos de trabajo donde se concreten aquellos puestos donde sea imprescindible ser especialista para ejercer la profesión, así como la creación en las distintas Comunidades Autónomas de la categoría de enfermero especialista en Enfermería de Salud Mental.